Cerca del 80% del territorio nacional es forestal. Es decir, para producción de madera. Del total de tierras cultivables, el 1% de los productores acapara la tercera parte de las tierras fértiles del país. Mientras 375 mil pequeños agricultores carecen de tierras para cultivar. Además, cerca del 75% de los productos agropecuarios nacionales que el país consume, lo producen las y los pequeños productores agrarios. Las grandes empresas agropecuarias producen para exportar, sin dejar mayores beneficios para el país.
Cerca del 80% del territorio nacional es forestal. Es decir, para producción de madera. Del total de tierras cultivables, el 1% de los productores acapara la tercera parte de las tierras fértiles del país. Mientras 375 mil pequeños agricultores carecen de tierras para cultivar. Además, cerca del 75% de los productos agropecuarios nacionales que el país consume, lo producen las y los pequeños productores agrarios. Las grandes empresas agropecuarias producen para exportar, sin dejar mayores beneficios para el país.
Centroamérica es una región difícil, donde quizá se encuentran los países con mayores desigualdades del mundo. Así lo atestiguan los datos de los informes anuales que redacta el Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos (CCPDH). Y Honduras no es una excepción. Desde su independencia como colonias españolas hasta día de hoy, gran parte de estas naciones han ido cambiando de gobierno en gobierno tras golpes militares o revueltas sociales, buscando la forma más justa -o eficaz- de llevar el país hacia adelante y luchando contra la influencia de los poderes internacionales, sumidos en sus propias guerras y defendiendo sus propios intereses.
En el caso de Honduras, esta endémica y convulsa situación política ha generado diversos problemas sociales, como el analfabetismo, derivado de su modelo productivo basado prácticamente en la agricultura y la ganadería, o la alta mortalidad infantil. Asimismo, las tasas de corrupción y delincuencia superan con creces la de cualquier país desarrollado. Según los últimos datos, cada día se cometen dos homicidios en el país hondureño. Los problemas sociales de Honduras son muchos y atajarlos no es tarea fácil.
Centroamérica es una región difícil, donde quizá se encuentran los países con mayores desigualdades del mundo. Así lo atestiguan los datos de los informes anuales que redacta el Consejo Centroamericano de Procuradores de Derechos Humanos (CCPDH). Y Honduras no es una excepción. Desde su independencia como colonias españolas hasta día de hoy, gran parte de estas naciones han ido cambiando de gobierno en gobierno tras golpes militares o revueltas sociales, buscando la forma más justa -o eficaz- de llevar el país hacia adelante y luchando contra la influencia de los poderes internacionales, sumidos en sus propias guerras y defendiendo sus propios intereses.
En el caso de Honduras, esta endémica y convulsa situación política ha generado diversos problemas sociales, como el analfabetismo, derivado de su modelo productivo basado prácticamente en la agricultura y la ganadería, o la alta mortalidad infantil. Asimismo, las tasas de corrupción y delincuencia superan con creces la de cualquier país desarrollado. Según los últimos datos, cada día se cometen dos homicidios en el país hondureño. Los problemas sociales de Honduras son muchos y atajarlos no es tarea fácil.
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